jueves, 3 de febrero de 2011

Suelta tu Cuerda -


Por: Pastor Juan Carlos Gil


Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía, después de años de preparación, pero quería la gloria para Él solo, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y mas tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, decidido a llegar a la cima. Le obscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos... SI!, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar: "AYUDAME DIOS MIO..." De repente una voz grave y profunda de los cielos le contesto:
"QUE QUIERES QUE HAGA HIJO MIO?" - "Sálvame Dios mío"
- "¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?" - "Por supuesto Señor"
- "ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..." Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró a la cuerda y reflexionó...

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda... A TAN SÓLO DOS METROS DEL SUELO...

CONFIAR EN EL SEÑOR QUIERE DECIR QUE

¨ Usted hace todo lo que puede…

¨ Desarrolla una visión de lo que quiere ser…

¨ Instituye los hábitos que le formarán en una manera positiva su carácter y actitud…

¨ Para luego agregar el ingrediente de la DISCIPLINA.

¨ Y finalmente confiar en que el Señor cumpla su promesa.

Y tú? ¿Que tan confiado estas de tu cuerda? Por qué no la sueltas?????????

“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad . . .Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia … No seas sabio en tu propia opinión; Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser”. Proverbios 3:1-2,5,7-8

jueves, 30 de septiembre de 2010

Nuestra calidad de vida

por: Pastora Gil

"El Señor cumplira en mi su proposito" (Sal 138:8)











nuestra calidad de vida depende de cúanto le permitimos a Dios obrar en nosotros. Dios nos ha prometiod que nunca nos dejará ni nos traicionará. El nunca dejará de amarnos. Dios desea estar activo en nuestra vida para que nosotros podamos tener una calidad de vida más elevada. Nunca podremos lograr esto por nosotros mismos.




La dimensión espiritual de nuestra vida determina nuestra calidad de ser humano. Dios desea que lo conozcamos personalmente a través de la oración y el entendimiento.




Hoy reflexiona en la calidad de vida que tienes, y si esta es mala, medita en las promesas de Dios y humildemente permítele que remueva todas tus frustraciones que entorpecen tener una hermosa calidad de vida.




!Este es un dia para remodelar el hogar de tu corazón y construir nuevas murallas de resistecia en tu tu interior para que vivas a la Calidad de un hijo de Dios!


sábado, 10 de julio de 2010

Suelta Tu Cuerda - El Alpinista

Publicado: Pastor JC Gil




Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo. Decidido a llegar a la cima, de pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir... Sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... SI, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar: "Ayúdame Dios mío..." De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó: "¿QUE QUIERES QUE HAGA?" "Sálvame Dios mío". "¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?" "Por supuesto Señor" "ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..." Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó...

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda... A 20 CM DEL SUELO...
¿Y tú? ¿Que tan confiado estás de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?

martes, 1 de junio de 2010

El día en que Jesús guardó Silencio



Por Pastor Juan Carlos Gil



Te invito a que leas esta historia:




“Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era tarde y estaba en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empecé a cabecear...







En algún lugar entre la semi-inconsciencia y los sueños, me encontré en aquel
inmenso salón, no tenía nada en especial salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas. Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones. Tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado: "Muchachas que me han gustado". Lo abrí descuidadamente y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por el impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: ¡se trataba de las muchachas que a MÍ me habían gustado!







Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar de donde me encontraba. Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi existencia. Estaban escritas las acciones de cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi memoria había ya olvidado.







Un sentimiento de expectación y curiosidad, acompañado de intriga, empezó a recorrerme mientras abría los ficheros al azar para explorar su contenido. Algunos me trajeron alegría y momentos dulces; otros, por el contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos que tuve que volverme para ver si alguien me observaba. El archivo "Amigos" estaba al lado de "Amigos que traicioné" y "Amigos que abandoné cuando más me necesitaban". Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. "Libros que he leído", "Mentiras que he dicho", "Consuelo que he dado", "Chistes que conté", otros títulos eran: "Asuntos por los que he peleado con mis hermanos", "Cosas hechas cuando estaba molesto", "Murmuraciones cuando mamá me reprendía de niño", "Videos que he visto"...







No dejaba de sorprenderme de los títulos. En algunos ficheros habían muchas mas tarjetas de las que esperaba y otras veces menos de lo que yo pensaba. Estaba atónito del volumen de información de mi vida que había acumulado. ¿Sería posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esas millones de tarjetas? Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada una
escrita con mi letra, cada una llevaba mi firma. Cuando vi el archivo "Canciones que he escuchado" quedé atónito al descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad y, ni aun así, vi su fin. Me sentí avergonzado, no por la calidad de la música, sino por la gran cantidad de tiempo que demostraba haber perdido.







Cuando llegué al archivo: "Pensamientos lujuriosos" un escalofrío recorrió mi cuerpo. Solo abrí el cajón unos centímetros.. Me avergonzaría conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me conmoví por su contenido. Me sentí asqueado al constatar que "ese" momento, escondido en la oscuridad, había quedado registrado... No necesitaba ver más... Un instinto animal afloró en mí. Un pensamiento dominaba mi mente: Nadie debe de ver estas tarjetas jamás. Nadie debe entrar jamás a este salón.. ¡Tengo que destruirlo!. En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera desglosar una sola del cajón. Me desesperé y trate de tirar con mas fuerza, sólo para descubrir que eran mas duras que el acero cuando intentaba arrancarlas.







Vencido y completamente indefenso, devolví el cajón a su lugar. Apoyando mi
cabeza al interminable archivo, testigo invensible de mis miserias, y empecé a llorar. En eso, el título de un cajón pareció aliviar en algo mi situación:
"Personas a las que les he compartido el Evangelio". La manija brillaba, al
abrirlo encontré menos de 10 tarjetas. Las lagrimas volvieron a brotar de mis
ojos. Lloraba tan profundo que no podía respirar. Caí de rodillas al suelo
llorando amargamente de vergüenza. Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente: nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre.

Y mientras me limpiaba las lagrimas, lo vi. ¡Oh no!, ¡por favor no!, ¡El no!, ¡cualquiera menos Jesús!. Impotente vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba encontrarme con su mirada. Intuitivamente Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Por qué tiene que leerlos todos? Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo bajé la cabeza de vergüenza, me llevé las manos al rostro y empecé a llorar de nuevo. El, se acerco, puso sus manos en mis hombros. Pudo haber dicho muchas cosas. Pero el no dijo una sola palabra. Allí estaba junto a mí, en silencio. Era el día en que Jesús guardó silencio... y lloró conmigo.







Volvió a los archivadores y, desde un lado del salón, empezó a abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el mío. ¡No!, le grité corriendo hacia El. Lo único que atiné a decir fue solo ¡no!, ¡no!, ¡no! cuando le arrebaté la ficha de su mano. Su nombre no tenía por que estar en esas fichas. No eran sus culpas, ¡eran las mías! Pero allí estaban, escritas en un rojo vivo. Su nombre cubró el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguió firmando las tarjetas.







No entiendo como lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el
último archivo y venir a mi lado. Me miró con ternura a los ojos y me dijo: Consumado es, está terminado, yo he cargado con tu vergüenza y culpa. En eso salimos juntos del Salón... Salón que aún permanece abierto.... Porque todavía faltán más tarjetas que escribir...







Aún no se si fue un sueño, una visión, o una realidad... Pero, de lo que si estoy convencido, es que la próxima vez que Jesús vuelva a ese salón, encontrará más fichas de que alegrarse, menos tiempo perdido y menos fichas vanas y vergonzosas.”







Recordemos siempre estas tres grandes verdades:







· “… Porque de la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6:45 RV




· “Toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado” Mateo 12:36-37 RV




· “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros” Isaías 53:6







Sean en gran manera Bendecidos…




martes, 2 de marzo de 2010

¿ Quien mató al Amor ?


Por Pastor Juan Carlos Gil


Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos.Todos los malos sentimientos del mundo y los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.


Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo:"los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien. Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos."Quiero que maten al Amor", dijo.


Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenía ganas.El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".


Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. Lo siento, lointenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.


Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: "En vista de que El Mal Carácter fracasó, iré yo." Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima, quien efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechasinfundadas. Pero el Amor confundido lloró, y pensó, que no quería morir y con valentía yfortaleza se impuso sobre ellos y los venció.


Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la frialdad, al egoísmo, a la cantaleta, la indiferencia, la pobreza, la enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer, tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer". El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos.

De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido, que vestía todo de gris y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte "Yo mataré el Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido.


El Odio dijo, ve y hazlo. Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar por fin EL AMOR HABIA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero gris habló:"Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado y sin decir mas se marchó". Espera dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres? El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: “Soy la Rutina”

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